Los miembros familiares están unidos de forma profunda por el amor, solo para que este amor ayude a nuestro crecimiento, ha de estar ordenado. Este orden comporta que a los miembros posteriores no deben adjudicarse situaciones que son de los anteriores. A veces los hijos están tan ligados a sus padres o a sus antepasados que fueron excluidos, que murieron… que les quieren seguir. Seguirles en la muerte, en la enfermedad… o en los problemas. Por ejemplo: un padre maltratador es expulsado de la familia. El hijo se siente ligado a la madre y no puede querer al padre. Si lo quisiera seria como una falta de lealtad hacia ésta. El hijo se dice: “Yo no seré nunca como mi padre” Pero, en un caso así, muchas veces el hijo acaba siendo un maltratador. ¿Por qué? Porque ésta sería una manera de querer a su padre, de hacerlo presente en la familia. ¿Cómo se podría evitar esta situación? La madre podría evitarla dando permiso al hijo para que quiera al padre. Ella ha de honrar al padre en el hijo, porqué si no lo hace así el hijo tiene muchas posibilidades de convertirse en un maltratador. Hellinger llamó a esto amor ciego. Siempre se hacen las coses por amor. En este caso, por amor, un posterior (el hijo) se ha adjudicado algo que es del anterior (el padre). El orden está relacionado con dar la bienvenida a todo aquello que nos viene de la vida, de aquellos que nos dieron la vida: “ lo bueno” y “ lo malo”. El buen amor significa honrar a los padres y a todos los anteriores. Todas las tradiciones de sabiduría, todas las religiones tienen como fundamento honrar a los padres. Y no distinguen entre buenos y malos. Los padres son los grandes y nos dieron el don más grande: la vida. Hellinger habla de la conciencia familiar. El hijo siente que para poder formar parte de su familia y considerarse inocente no puede ser más rico, más feliz, más sabio que sus padres. Por ejemplo: no puede ser feliz con su pareja, porque su madre no fue feliz con la suya. Si fuera feliz parecería una falta de consideración a la madre, que no pudo serlo. Se ha de poder superar una cierta culpa para ser, tener, vivir más que los anteriores. ¿Qué se necesita para hacer una constelación familiar? Que la persona que quiere constelar tenga un tema clara conectada con dolor, no se puede constelar por curiosidad o para investigar lo que pasó. La facilitadora en constelaciones familiares no conduce, acompaña. Y no trabaja únicamente con quien constela sino con su familia sin que están presentes. De esa manera, la constelación familiar no sirve solo para quien constela sino que cada uno de la familia puede sentirse tocado por uno u otro aspecto de lo que se está trabajando. La constelación familiar trabaja la reconciliación dentro de uno mismo, con su sistema familiar y la aceptación de la realidad, tal como fue y es. Es un trabajo muy rico y que puede dar frutos, a veces de manera inmediata, a veces pequeña semilla más tarde, pasados meses o incluso, años.
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